Por que votar a Milei nos condena (algunos aportes teóricos para entender al chico de la motosierra)


Por qué votar a Milei nos condena?
(algunos aportes teóricos para entender al chico de la motosierra)



Para poder discutir y superar a un rival, lo primero que deberíamos hacer es entender cómo piensa. Esta pequeña nota tiene por objetivo desentrañar el pensamiento económico de Milei para entender porque propone lo que propone y así poder cuestionar sus ideas. No es una nota de economía, pero se basa en su posicionamiento económico para explicar la inviabilidad de su propuesta.

Milei se declara partidario de la escuela austríaca del pensamiento económico. Como la mayoría de los mortales no entienden de economía, sus ideas en algunos casos son aceptadas por el ciudadano común bajo la simplificación del sentido común, sin comprender los alcances de las afirmaciones del sicópata.

Para comenzar debemos decir que el pensamiento de la escuela austríaca comienza alrededor de 1870.   En ese momento histórico el liberalismo como ideología, negaba por completo la intervención y/o injerencia del Estado en la vida en sociedad.

Por lo tanto el pensamiento de esta escuela, niega obviamente al Estado. Nunca se planteó analizar los cambios que fueron produciendo los acontecimientos históricos, culturales y sociales (guerras, revoluciones, crisis económicas y sociales) que ocurrieron en los 150 años posteriores. La escuela austriaca se opone totalmente a cualquier regulación del mercado por parte del estado. Por lo tanto las propuestas de MILEI atrasan 150 años. A partir de la crisis del 30 y luego de la 2da guerra mundial la intervención estatal fue aceptada por todos los países del mundo. De hecho el estado de bienestar es producto de la intervención activa del estado. 

En la teoría austríaca del ciclo económico, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek defienden que una expansión del crédito y una manipulación del tipo de interés crean un auge en la inversión que, al no estar respaldado por el ahorro forman una burbuja que acaba explotando. La solución propuesta por la escuela austriaca a este problema es la creación de monedas respaldadas por activos reales, como por ejemplo el oro.

Por eso Milei niega además al Banco Central

Claro, en aquella época existía el patrón oro. Toda emisión monetaria debía estar respaldada por el oro. Este principio del respaldo de moneda en oro duró hasta los 70: Estados Unidos como potencia dominante era el único país que podía suministrar todo al resto. Estados unidos proveía a los países de dólares, que era aceptado sin restricciones por el resto. Además, más de la mitad del oro mundial estaba en la reserva federal, lo cual le otorgaba un fuerte respaldo al dólar.

Pero esta situación duró lo que duró el crecimiento de otros países como Alemania y Japón, quienes empezaron a disputarle a EEUU el comercio internacional.

Comienza a aparecer déficit comercial en EEUU, que ya empieza a importar más de lo que exporta. Los nuevos países ricos empiezan a canjear dólares por oro, achicando las reservas en EEUU. En fin, unos sinnúmeros de problemas acechan a EEUU, que ya no puede mantener el sistema de convertibilidad de dólares por oro. Es el fin de los sistemas monetarios de convertibilidad

En marzo de 1973, se eliminaron los tipos de cambios fijos y se pasó a la flotación libre del valor de las monedas y en enero de 1976 fue abolido el precio oficial del oro, lo que fue equivalente a la desaparición del valor oficial del dólar y, por tanto, su consideración como unidad de cuenta. Con lo que el sistema quedó destruido.

La teoría clásica del mercado y los austríacos

Los clásicos teorizan sobre el mercado y la famosa “mano invisible del mercado”. Esta creación intelectual de los economistas clásicos parte de algunos supuestos o condiciones que se deben generar para que tal mercado exista. Estas condiciones son: gran cantidad de compradores y vendedores; ninguno puede influir sobre el comportamiento de los demás; la información con que cuenta cada uno de los individuos es total, es decir puede elegir y discernir libremente; las entradas y salidas del mercado no tienen ningún tipo de barreras; los productos que se comercializan son homogéneos, es decir al consumidor le da exactamente lo mismo comprarle a cualquier oferente y por último lo más importante es que se dice que en este mercado los oferentes son precio-aceptante, porque como no pueden influir sobre los demás, deben aceptar y vender al precio que determina “el mercado”.

Partiendo de estos supuestos concluyen que los conflictos de intereses se resuelven mediante el mecanismo de mercado, que es el lugar donde se realiza el intercambio y se brinda información sobre los precios relativos.

Esto es lo que se llama “la mano invisible del mercado”.

Críticas al modelo neoclásico

Los ortodoxos antes y los neoliberales ahora, postulan como un dogma que es el mercado, mediante los precios, quién resuelve todos los problemas de reparto de bienes, o, en otras palabras, piensan que el mercado soluciona el problema de la distribución de riqueza. Creen firmemente en la “mano invisible del mercado”, que es una metáfora para argumentar o clausurar la intervención estatal.

Esta construcción metafórica tiene explicaciones en la concepción de los clásicos (influidos por el positivismo) acerca de los comportamientos de las personas, el cuál es que los individuos actúan racionalmente. Esta forma de actuar determina que cada individuo persigue su propio interés, pero en forma indirecta y sin quererlo termina beneficiando a los demás.

El problema es que la tesis de la “mano invisible” no puede garantizar la distribución equitativa de la riqueza de acuerdo a algún criterio ético y moral de recompensa al esfuerzo y capacidad individual. El mercado retribuye a cada individuo de acuerdo a la capacidad de éstos de producir cosas que los otros estén dispuestos a pagar. Un jugador de fútbol gana más que un médico, solo por el hecho que la gente y “el mercado” está dispuestos a pagar más por ver un partido de fútbol, al margen de qué actividad o esfuerzo individual sea más virtuoso.

Las Fallas del mercado

Como esta teoría no se cumple en la realidad, aparecen las fallas de mercado, que son las que provocan que estos mercados no funcionen como la teoría sostiene. 

Esas fallas son: la información imperfecta, los bienes públicos, las externalidades y los monopolios

Milei y los monopolios, las externalidades y los bienes públicos

Los teóricos de la escuela austríaca parten del estudio de la economía comenzando en la acción del ser humano, y se reflexiona a partir de esa acción, basándose en el individualismo metodológico, con carácter apriorístico. Como consecuencia de ese marco teórico diferente, en gran parte para la escuela austríaca y otras afines, los fallos de mercado en gran parte son una ilusión o la consecuencia no de un exceso de mercado o un mal funcionamiento de este, sino consecuencias del efecto pernicioso de la intervención del Estado.

Volvemos aquí nuevamente a recordar las exabruptos de milei sobre el estado y la imagen de la motosierra

La mayoría de los autores de esta escuela consideran «claramente absurdos» varios de los argumentos sobre los fallos de mercado. Rechazan la posibilidad de mejorarlo mediante la intervención del Estado. La teoría austríaca conduce a la conclusión de que cualquier acción estatal terminará por empeorar la situación inicial, ya que asumen los individuos solo maximizan su utilidad, y logran la mejor coordinación social, si el mercado es libre.

Para autores como Murray Rothbard la existencia de los monopolios frecuentemente está asociada a cierto tipo de intervenciones del Estado.

El monopolio es en realidad la falta de libertad para competir en el mercado, provocada por la intervención del Estado en forma de privilegios hacia empresas o grupos de empresas que se vean defendidas artificialmente de la competencia.

Debemos aquí pensar la historia de Milei. El trabajaba para un monopolio y cuyo principal exponente hoy es quien lo apoya. Imaginemos entonces que nos puede deparar un presidente que defienda a los formadores de precios por ejemplo

Externalidades

Se conoce con el nombre de externalidades a las acciones que desarrollan los individuos o empresas, por la cual obtienen un beneficio, pero los costos para obtener este beneficio son cargados o pasados a otros individuos.

Estas externalidades generan precios de mercado que no tienen que ver con los preceptos de los clásicos de la economía debido a que el precio al que se comercializa el bien no es el real o el que debería ser si el mercado funcionara bien.

Serán externalidades negativas cuando no se asumen todos los costos de un efecto negativo. El ejemplo típico es una empresa que contamina. Se beneficia con sus bienes, pero hace que la sociedad pague los costos del desastre natural.

Las externalidades según los teóricos de la escuela austriaca, son en realidad fallos de definición o defensa de la propiedad privada. Si la externalidad negativa afecta efectivamente a terceros no involucrados en la producción del bien que provoca la externalidad, esto no es un fallo de mercado, sino una falta de definición o defensa judicial sobre la propiedad privada de la persona perjudicada. Lo que significa que si la propiedad privada del individuo afectado fuera correctamente definida y defendida, la externalidad no tendría razón de existir, o sería en todo caso causa de indemnización para los individuos afectados, que acordarían voluntaria y libremente con la empresa. Al ser una fallo inherente a la justicia, es el Estado el responsable de las externalidades en última instancia, ya que por su naturaleza, posee el monopolio de la justicia.

Por ejemplo, en el caso de la polución del aire, los pulmones de la persona (que son de su propiedad, como todo su cuerpo) pueden no estar correctamente defendidos judicialmente, por lo que podría no ser indemnizada la persona perjudicada o prohibírsele que negocie de forma voluntaria con la empresa que causa tal externalidad.

Entendemos ahora porque Milei niega el cambio climático?

Bienes Públicos

Dentro de las fallas de mercado tenemos a los bienes públicos, cuyo concepto es bastante sencillo si lo buscamos por su opuesto. Un bien es privado si para consumirlo debo privar de su consumo a otras personas. Un bien es público cuando su consumo no priva a otras personas.

Un bien es puro cuando cumple con la condición de rivalidad, indivisibilidad y exclusión. La rivalidad es la imposibilidad que una persona utilice un bien y a la vez puede ser utilizada por otra.

La exclusión ocurre cuando el consumo de unos excluye la posibilidad de que otros puedan consumir ese mismo bien. Algunos bienes, por su carácter de indivisibles, no se posible conocer con precisión qué cantidad de ese bien consume efectivamente cada ciudadano, como ocurre con los bienes públicos (seguridad, salud, justicia, etcétera) y no se puede aplicar el principio de exclusión.

Al no poder excluir a nadie no se le puede poner un precio. Por eso ningún empresario querrá producir este bien, porque no tendrá como cobrar.

Un bien es impuro cuando se puede practicar la exclusión o la rivalidad. Sería el ejemplo de la salud o la educación. De hecho, en nuestro país existen los modelos de salud privado y de educación privada.

El tema es que con estos bienes es el estado que, por una decisión política, reñida con otros principios como la equidad o justicia social, decide que la salud o la educación en nuestro país sean públicas. Y gracias a dios que es así, porque la educación pública y la salud pública siempre fueron ejemplo en Latinoamérica y el resto del mundo.

Esto explica claramente la posición del dueño de la motosierra sobre los vaucher.

Estos fueron unos aportes más para esclarecer y comprender lo que se viene si gana Milei




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