El Ocampazo: preludio de grandes luchas populares

 

El Ocampazo: preludio de grandes luchas populares



Hoy, 11 de abril, hace exactamente 51 años se desarrollaba una de las gestas más importantes en las luchas populares. Y yo la viví como la vivieron muchos ocampenses. Y digo gestas importantes, porque después de ella vino el correntinazo con Cabral y luego el rosariazo, para culminar con el Cordobazo, que obviamente por la magnitud de gente y la importancia industrial de esa ciudad es la que queda y siempre se recuerda en la historia oficial. Las otras son deliberadamente olvidadas para evitar que en un ataque de memoria el pueblo quiera reiniciar esas luchas.

Para aclarar los tantos desde el principio, les cuento que si quieren crónica detalladas pueden recurrir al libro “La Rebelión” de Raul Borsatti o “Villa Ocampo arde: la pueblada de 1969” de Daiana Masín.

Abril es otoño. En aquellas épocas la plaza principal de Villa Ocampo tenía plátanos, La hojas caían en el otoño, como las lágrimas de los obreros que perdían sus trabajos, y cubrían el suelo. Me acuerdo a los milicos de la base aérea de reconquista y los pumas arrastrarse entre las hojas. Me acuerdo del ruido y de un camión lleno de gente que pasaba frente a la municipalidad y arrojaba piedras, rompiendo los vidrios del edificio. Me acuerdo de Pepe Fraile, llevado de las axilas desde la parroquia por dos militares. Me acuerdo de Cochevi y Mara cuando los llevaban. Me acuerdo de las ollas populares de los jóvenes estudiantes. Del compromiso de los dirigentes sindicales que protegían a las mujeres y no querían que los estudiantes se arriesguen en la marcha. Me acuerdo de Ongaro envuelto en la bandera argentina que pertenecía a mi familia. me acuerdo de mi cuñado, Luicho, que me contó que junto a Chochito M...lo llevaron a Ongaro en el baúl de un auto, por los caminos de la cuña boscosa.

Pero el ocampazo no fue de un día para otro. Tampoco fue casual. El norte venía de las luchas forestales. Había historia.

Me acuerdo de mi abuelo puteando contra los Blaquier. Porque ya existían los Blaquier. Los verdaderos oligarcas, que se propusieron coartar el desarrollo del norte santafesino en tanto significaba un peligro para sus negocios. Y vaya si lo consiguieron. No pudieron con Onganía, pero lo lograron años después ya en democracia. Para entender los por qué la cosa es bastante sencilla: existía exceso de producción. Y en el capitalismo cuando existe exceso de producción, la solución es producir menos. Y el gobierno de Onganía, oligárquico y liberal obviamente atendía a los de su clase. La política desarrollada era la de favorecer la concentración de los grandes capitales, dejando librado a su suerte a los más débiles. Así caen ingenios en Tucumán, el Chaco, Misiones y el Departamento Gral Obligado en Santa Fe. Se quitaron subsidios, se bajaron los cupos de producción y se expropiaban las tierras de aquellos campos pequeños cuya producción no llegaba a las 8 tn.

El primero en caer fue el ingenio Tacuarendí. Pero les contaba que existía historia y experiencia de lucha en la zona. Los sindicatos y la juventud en su mayoría estaba en la militancia política del “luche y vuelve”, el campo se había organizado en las ligas agrarias, en la zona llegaron los curas tercer mundistas, como le decían. En una comunidad además que contaba con una cantidad considerable de obreros industriales, lo cual le otorgaba una movilidad social interesante.

Los primeros días de noviembre el sindicato comunica la falta de pago de jornales, lo que sería el pre aviso de lo que vendría después. El 2 de enero el Gobernador de Facto comunica que no se pagarán los sueldos. La reacción espontánea fue la de hacer sonar las campanas de la iglesia a la medianoche convocando a una reunión al pueblo en su conjunto. Masivamente los obreros, jóvenes, comerciantes e integrantes de la comunidad se reúnen y se decide la instalación de una olla popular. Hubo en esa olla una escena de pugilato que no vale la pena contar. A los dos o tres días comienza una movilización a la ruta 11 con reparto de panfletos. Luego se inicia una huelga de hambre por parte de los estudiantes secundarios en su mayoría. Luego comienzan negociaciones que llevan todos los meses de febrero y marzo. El 9 de abril se decide realizar la “marcha del hambre” hasta santa Fe. El 10 llega Raimundo Ongaro, quien era el secretario de la CGT de los Argentinos, CGT combativa contra el régimen. Los militares realizan un operativo en el sindicato. Los obreros, estudiantes deciden realizar un apagon y cantan el himno como señal de protesta. A las 7 am los reunidos en el sindicato comienzan la “Marcha del Hambre”, encabezados por dirigentes sindicales, estudiantiles y sacerdotes, sumándose estudiantes, maestros, agricultores, comerciantes, amas de casa, niños y pobladores de los ex pueblos forestaleros y de la vecina Reconquista, en su caminata por la avenida principal hacia la ruta Nacional 11. Al llegar al tramo final, los guardias rurales comenzaron la represión a la movilización. La columna se dispersó, pero en pocas horas se encontraban frente a la municipalidad logrando la renuncia del Intendente Sambrana. Pero llegaron los guardias rurales y la represión dispersó finalmente a los manifestantes. (CGT de los Argentinos, 1969

Luego vinieron otros tiempos, pero desde este blog se pretende rescatar la resistencia popular por un lado y por otro dejar en claro que la pueblada del norte fue iniciada y llevada adelante por el sindicato y los obreros. No hubieron mártires individuales. Así se escribió esta historia. Y por eso justamente el cierre del ingenio años más tarde no fue resistido. Se fue fundiendo de a poco, y así fue desapareciendo el movimiento obrero, simplemente porque los obreros ya no existían. El golpe del 76 y la experiencia neoliberal de los 90 consiguió lo que no pudo en aquel momento Onganía: doblar y agachar a un pueblo que viene sufriendo la explotación desde sus mismos orígenes, cuando el general obligado llevaba a las vacas para el sur y a los indios para el norte, pero como no hay nada más sin apuro que un pueblo escribiendo su historia...la lucha continúa y estoy seguro que mis nietos o bisnietos verán algún día florecer a un pueblo entre el dulce corazón del quebracho y la caña de azúcar....

Comentarios

  1. Que buena y necesaria síntesis. Dudo que los jóvenes ocampenses tengan alguna idea de esto que vivieron sus padres y abuelos.

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