¿Qué está en juego en estas elecciones?
En
cada elección las decisiones que toman los ciudadanos condicionan el modelo de
país. Cuando vamos a votar, en definitiva, estamos plebiscitando si queremos un
país con más industrias o más exportaciones, más salarios o más precarización,
mejor o peor educación. Mejor o peor salud, más oportunidades para mejorar
nuestra calidad de vida o seguir como estamos, en definitiva, mejores
condiciones de vida o peores. Para ello solo muestro los datos, que no son
datos tediosos como piensan, sino que reflejan la realidad de los últimos 20 años
en Argentina, para poder comparar a lo largo de la historia.
Un
dato relevante es el análisis del PBI y de la distribución del mismo. El PBI es
lo que se produce dentro de un país en un periodo de tiempo, normalmente un
año, sin importar el origen o nacionalidad de los que producen. Es decir que
podríamos decir en términos de la calle es la torta de dinero que genera ese
país. Luego quedará por ver cómo se reparte esa torta, porque si la misma
crece, pero el que reparte corta todos los pedazos igual que cuando era más
chica, obviamente que el crecimiento solo beneficia al repartidor y los demás
seguirán siendo espectadores del crecimiento.
Veamos
los datos
Y
si miramos el PBI per cápita, es decir cuánto les corresponde a cada habitante
nos encontramos con esto
Es
evidente que estos indicadores muestran una mejoría del país con respecto a los
noventa y un nuevo estancamiento y caída con el siguiente gobierno neoliberal.
Pero así y todo es preciso ahondar más en cómo se distribuye este ingreso para
entender si el crecimiento es para todos o para unos pocos. Como diría Jauretche: “Hasta que un día el paisano
acabe con este infierno, y haciendo suyo el gobierno, con solo esta ley se
rija: o es pa' todos la cobija, o es pa' todos el invierno.”
El coeficiente de
Gini es una medida de la desigualdad ideada por el estadístico Corrado Gini.
Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país.
El coeficiente de
Gini es un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta
igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde
con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás
ninguno).
Una variación de dos
centésimas del coeficiente de Gini (o dos unidades del índice) equivale a una
distribución de un 7% de riqueza del sector más pobre de la población (por
debajo del promedio) al más rico (por encima del promedio).
Se presentan las series por
separado para facilitar su lectura y la incidencia de la distribución del
ingreso en cada período histórico.
Vemos como empezamos en el
año 1974 con una distribución del ingreso bastante buena. Veníamos de la época
del estado de bienestar, del movimiento obrero organizado y de la participación
política del pueblo.
Con el golpe militar y las
políticas neoliberales cada vez la distribución del ingreso se vuelve más
inequitativa, hasta llegar a su máxima expresión en 1989 con la híper inflación
de Alfonsín. Esto demuestra que no es cierto lo que dicen los manuales de
economía que la inflación perjudica a todos. Es evidente que algunos ganan y de
qué manera.
Con la convertibilidad y al
lograrse una relativa estabilidad del peso se baja, pero la política de
apertura de Menem y su alineamiento a la potencia dominante (era la época de
las relaciones carnales) se reflejan nuevamente en la distribución del ingreso
con el efecto “tequila” que vuelve a hacer subir la desigualdad, hasta llegar a
su pico en el 2001/2002, siendo la desigualdad más alta de la historia en lo
que respecta a los ingresos.
Los gobiernos Kirchneristas
con otro tipo de políticas revierten esta situación, ubicando la desigualdad en
el más bajo del siglo, 0,364 en los años 2012/2015. En términos pragmáticos
podríamos decir que se mejoró el reparto del ingreso en un 20 % más o menos.
Luego volvemos a las políticas neoliberales y comienza a
acentuarse la desigualdad por ingresos. Observemos cómo con la devaluación del
año 2016 del orden del 40 %, cuando empezaba el gobierno de juntos por el
cambio, dispara la desigualdad en los ingresos, llevando la misma a los niveles
de los 90. Evidentemente esto no es casualidad, es una política cuidadosamente
ideada para favorecer a los sectores más ricos de la sociedad. Como vemos en la
tabla a continuación, los ingresos por personas del 10 % más rico de la
sociedad equivalen a 23 veces más de lo que ganan el 10 % más pobres y si
tomamos el promedio general el 10 % más pobre necesita aumentar en 7 veces su
ingreso para ubicarse en el promedio, lo cual da cuenta de la terrible
desigualdad de los ingresos.
Como conclusión y para
pensar, es que desde la aparición del neoliberalismo en la historia, la
desigualdad se incrementa y luego su retroceso se vuelve cada vez más costoso o
imposible: es decir el neoliberalismo es una fábrica de pobres.
Ahora que ya tenemos la
información dura de cómo nos fue con una política o la otra, podemos sacar
varias conclusiones:
1)
Que las políticas
neoliberales nos condenan a la pobreza extrema
2)
Que cuando el gobierno es popular y nacional trata de reducir esta desigualdad
3)
Que por lo anterior, la
política de ingresos universales es NECESARIA E IMPRESCINDIBLE, si queremos que
millones de compatriotas mejoren su posición
4)
Que el neoliberalismo
tratará siempre de acumular o aumentar los ingresos de los más ricos.
5)
Que en esa idea del
neoliberalismo hay un montón de gente que no les interesa. O en otras palabras,
pretenden un país para pocos.
6)
Que cuando hablamos de
neoliberalismo necesariamente debemos hablar de establishment, es decir de
quiénes manejan el poder, que en Argentina se corresponde con la AEA
(Asociación empresaria Argentina), la UIA (Unión industrial Argentina, cooptada
por los grandes grupos como Techint, Clarín, Arcor, entre otro), La Sociedad
Rural, los bancos y pate del poder judicial
Por ello la disputa en estas elecciones para nosotros serán sobre la
vacunación y la pelea contra la pandemia, la mejora en el nivel de ingresos de
la población, forzando al gobierno a que acepte mejores condiciones laborales y
aumento del salario real, es decir del poder adquisitivo y obviamente una
fuerte disputa por la soberanía, que hoy es la mal llamada hidrovía y controlar
de cerca las “negociaciones” con el FMI, porque como ya sabemos, este organismo
es el brazo económico del imperio
Este escrito forma parte de un ensayo próximo a publicarse sobre federalismo y políticas públicas del CPN Juan Pividori
Interesante. Quedan claras las prioridades: Justicia Social (redistribución), Soberanía (Río Paraná), Independencia Económica (FMI)
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