CASO MAIA: La hipocresía del relato.

 

LA HIPOCRESÌA DEL RELATO

 


Hoy es Maia, la joven de 7 años secuestrada, quien dejó desnudas y descubiertas miles de situaciones de pobreza extrema, paupérrimas condiciones de vida y abandono total por parte del estado, caracteres que se viven y notan a lo largo y ancho del país. Sin obviar que su lugar de procedencia es, nada más ni nada menos, que el distrito más rico del país.

 

Ahora bien, al ser una noticia vox populi, toda la sociedad argentina se convirtió en sollozos y rezos continuos y colectivos por la aparición de Maia, las redes sociales se colmaron de noticias encabezadas por el rostro de esta niña y los comunicadores siguieron el minuto a minuto.

 

Si pensamos en el día a día, la contradicción abunda como es natural en el ser humano, pero el problema de las contradicciones es como unx las afronta y resuelve y de qué forma. Lxs mismxs que lloraron y pidieron por la pronta aparición de Maia, ¿alguna vez se detuvieron a pensar por qué sobreentendemos como natural que las Maias del país, vivan en condiciones tan inhumanas?. También podríamos detenernos a pensar en el miedo y el sistema patriarcal que las compañeras visibilizan cotidianamente y es transversal a todos los asuntos sociales. Quizás, digo...

 

Comparto una reflexión sobre un trabajo práctico de economía, dado en pandemia, que debí resolver en mí escuela. Aquí comienzan los discursos meritocráticos y de odio hacia las miles de Maias.

 

TRABAJO

 





 

¿Será que algún día seremos capaces de desentrañar y expulsar por y para siempre estos relatos meritocráticos, vetustos y antipopulares de la cabeza de los argentinos?

 

Tiendo a ser optimista, como mí rol de militante exige, pero tomando el transcurso de los años escolares de referencia, se dificulta imaginar una sociedad menos envenenada de relatos de odios siendo que la institución formadora de sociedades por excelencia, canaliza estos relatos y logra introducir en la cabeza de miles estos sentidos comunes.

 

En primer lugar, es de conocimiento básico que el llamado Ingreso social de emergencia (IFE) se denomina ayuda social universal ya que la recibe una porción amplia de la sociedad y con un monto pautado sin discriminar entre más o menos pudientes dentro de las reglas del mismo. Por esto, estas noticias difundidas por los medios de comunicación y colocando un arduo énfasis en "el gran logro" de la inversión de esta ayuda social, se torna y transforma en un discurso meritocrático. ¿Será que quienes no apuestan a la inversión de esta ayuda, no quieren trabajar? ¿O será que tienen necesidades inmediatas que cubrir? Dudo que siendo tan difundidas estas ideas inversionistas a ningún otro argentino se le prenda la lamparita.

 

El discurso de odio se repite, siguiendo con la línea del IFE te plantean que el país "no la pega" por culpa de la mal llamada "justicia social". Que raro y me atrevo a salir un poco del tema, justo uno de los pilares fundamentales por los que lucha el peronismo. Se nota demasiado este odio visceral contra el movimiento político elegido, siempre, por el pueblo por ende democráticamente. Siguiendo con la justicia social, resulta que estos relatos abordan e inculpan a las Maias que pretenden, algún día, salir de las situaciones que les tocó vivir, reclamar lo que les corresponde y pedir a los responsables de la mala distribución social un poco, no vaya a ser demasiado, de los recursos económicos.

 

No dudo que la educación es un arma emancipatoria e ineludible para los pueblos, el problema es que a este arma y sus herramientas lo manejan los mismos personajes que provocan tantas miserias e injusticias dentro de este, como a un titiritero, inculcando pensamientos tendientes a “pegar” en las cabezas, generando un sentido común dominante, pero careciendo en lo pragmático de fundamentos.

 

En definitiva, la única salida posible para las Maias es una educación popular en conjunto con una sociedad justa e igualitaria. Justicia social, aunque a muchxs no les guste.

Juan Manuel Pividori. 18 años.

 

 

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